Capítulo 13: Ballenas y delfines

>> sábado, 11 de abril de 2009

Ballenas y delfines

Delfino Torres contemplaba la despampanante figura de Maritza Seeman mientras se quitaba el traje de buceo y poco a poco aparecía su tersa piel ataviada con tan solo un minúsculo bikini blanco. Hasta la fecha no había podido decidir si esa sensualidad de movimientos era nata en la muchacha o si lo hacía conscientemente para provocarlo. En ese segundo caso, el efecto era el justamente adecuado ya que Delfino estaba enamorado hasta la cachas de su patrona.

Maritza, hija de padres inmigrantes alemanes, según sabía, vivía en Los Cabos desde hace unos años. Había estudiado oceanografía en la Universidad de San Diego y estaba a cargo del proyecto de las Ballenas de la SEMARNAP (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales). La escasez de los fondos que le proporcionaba el gobierno la había obligado a abrir la escuela de buceo de la cual Delfino era el único empleado, lanchero, cargador e instructor.

Delfino, por el otro lado, era un renegado de la Marina. Nació y se crió en Guaymas, un puerto de mediana importancia ubicado en una maravillosa bahía del estado de Sonora que desde el establecimiento de la colonia de San Carlos ya dependía más del turismo gringo que de las labores del puerto. De extracción más bien humilde Delfino había ingresado a la Marina saliendo de la secundaria y se había especializado en buceo de alta peligrosidad. De vez en cuando seguía recibiendo alguna encomienda propia a su perfil, pero, desde que había encontrado el trabajo en la escuela de buceo se había negado a tomar cualquier trabajo que lo alejara por más de unos días de la presencia de Maritza.

Al contemplar el fino rostro de Maritza, Delfino notó que había algo que la preocupaba. Leer a esa mujer resultaba un casi imposible para él. A veces le parecía un algo inalcanzable y frío inmerso en un mundo que le era totalmente ajeno. En otras ocasiones percibía que la barrera interpuesta entre ambos se derrumbaba y era en esas contadas ocasiones en las que Maritza le había compartido lo poco que sabía de su vida. La preocupación presente en el rostro de la muchacha le indicaba que se estaba gestando uno de esos momentos.

“¿Qué es lo que te preocupa?,” le preguntó.

Maritza se sonrojó levemente al verse descubierta. Luego sonrió ligeramente.

“¿Sabes lo que representan las ballenas en las viejas tradiciones?”

“No, realmente no se mucho de ballenas, salvo que constituyen un imán para el turismo de Baja California, son los animales más grandes que existen, son mamíferos y sumamente hermosas.”

“Los abuelos no cuentan que las ballenas son como bibliotecas flotantes, y que llevan consigo la historia de la Madre Tierra. También nos dicen que fue puesta aquí por los Ancestros de la Estrella del Perro, Sirio.”

“Sirio es la estrella más brillante del cielo, ¿no?”

“Correcto, algunos biólogos dicen que la Ballena es un mamífero que posiblemente vivió sobre la superficie de la tierra hace millones de años. En las leyendas tribales, la mudanza de la Ballena hacia el océano sucedió cuando la Tierra emergió y Lemuria, el País Materno original, se hundió debajo de las aguas.”

“¿Entonces Lemuria es la Atlántida?”

“No, Lemuria también fue un continente hundido, pero mucho más viejo. En muchos de los petroglifos se habla es ese continente al que algunos también llaman Mu y los abuelos cuentan que la raza roja fue originaria de allí y que tuvo que emigrar a Norteamérica cuando las aguas la hundieron. “

Delfino miro a Maritza con otros ojos.

“Todos los petroglifos hablan del País Materno, y de ese desastre que trajo a la raza roja hacia Norteamérica desde el Oeste, allende las grandes aguas. Los símbolos en los petroglifos hablan de ríos y montañas que cruzaron los ancestros cuando fueron a buscar tierra firme cuando las aguas se apartaron. Y la Ballena vio los eventos que llevaron a la población de Isla Tortuga, que así es como le llaman a Norteamérica, y ha mantenido vivos todos los registros y conocimientos del País Materno. “

“Entiendo.”

“Se dice que Lemuria emergerá de nuevo cuando venga la gran bola de fuego desde el cielo y caiga en otro de los océanos de la Madre Tierra. Las gentes nativa están esperando este evento como una señal de los cambios de la Tierra. Los hijos de la Tierra tendrán que unificarse y honrar todos los caminos y todas las razas para poder sobrevivir.”

“¿O sea que la ballena también ha hecho una profecía?”

“Supongo que los ancestros te dirían que supieron de esa profecía o bien de la gente que era ballena o de la ballena misma.”

“¿Cómo es eso de la gente ballena?”

“Bueno, así como hay gente que es como los perros, fieles, leales y servidores, también hay gente que es como todos los demás animales.”

“¿Y tú eres una gente ballena y por eso te preocupas tanto por ellas?”

“Quizá sea por eso que me interesen tanto, pero no, más bien es como los signos zodiacales, pero en animales. Tener o llevar el espíritu de un animal se llama tótem. Y la energía que emana del tótem se llama medicina.”

“¿Y saberlo de sana?”

“Por lo menos te ayuda a vivir mejor, ¿no crees?”

“Supongo.”

“La gente que tiene la medicina de la ballena está codificada en su propio ADN para entender que las frecuencias de sonido pueden darles acceso a los registros de la memoria del conocimiento antiguo. Por lo regular son clariaudientes o tienen la capacidad de oír sonidos muy agudos o muy bajos. También están bastante desarrollados físicamente y pueden tener el don de la telepatía. Muchas veces, sin embargo, no están conscientes de sus regalos hasta que no sea la hora de despertar los registros dormidos. Muchas personas de la Medicina de la Ballena son capaces de entrar en la mente universal del Gran Espíritu, y no tienen idea de cómo y porque saben lo que saben. Solo más tarde, cuando reciben la confirmación, empiezan a comprender como o porqué han recibido las impresiones. Pero cada animal también te enseña cosas. Son nuestros maestros.”

“¿Y qué es lo que enseña la ballena?”

“La Ballena nos enseña cómo utilizar los sonidos y frecuencias que equilibran nuestros cuerpos emocionales y sanan nuestras formas físicas. Recordar porque el tambor del chaman trae sanación y paz, es alinearnos con el mensaje de la Ballena. El tambor es el latido universal que alinea a todas las criaturas corazón con corazón. Antes de la llegada del habla y la lengua primordial, se utilizaron señales manuales, y muchas tribus estuvieron en silencio la mayor parte del tiempo. El lenguaje que se comprendía eran los sonidos de las otras criaturas del Gran Espíritu: los animales.”

“Ahora entiendo porque el grupo de canadienses, que vino el otro día, y se la pasaba tocando tambores por todos lados traían pinturas y dibujos de ballenas. Pensé que era porque habían venido aquí para ir a verlas como todos. Pero esos eran como más espirituales.”

“¿Y a poco no se te ponía la piel chinita cuando escuchabas como tocaban sus tambores?”

“Bueno, tanto así no, pero que se sentía algo, se sentía. Eso que ni que.”

“Esa es justamente la magia. El sonido primordial, y el tambor, o ciertos sonidos de tambor, te conectan con tus registros más antiguos, con tu esencia, lo que eres realmente. Es como si volvieras a escuchar el primer grito que diste cuando el doctor te pegó en las nalgas cuando naciste y comenzaste a respirar. La ballena te permite explorar tu historia personal, pero también la historia de tu alma y la de toda la Tierra.”

“OK, entiendo, pero todo eso que me platicas no me explica porque estabas tan preocupada cuando saliste del agua.”

“Es obvio, ¿no?, ¿cuánto hace que no ves una ballena sana?”

“Hace mucho, tienes razón.”

“¿Qué pasaría con nosotros si todas se murieran?”

“Pues de acuerdo a los abuelos, nos quedaríamos sin historia.”

“En efecto, nos quedaríamos sin historia. Vacíos y sin tener a donde ir.”

“¿Y qué piensas hacer al respecto?”

“Aprender a respirar como los delfines.”

“¿No estás diciendo eso en serio?”

“Totalmente.”

“Y eso va a salvar a las ballenas.”

“Quizá no a ellas. Pero si a nosotros mismos. Tenemos que ir a las Islas Vírgenes.”

“¿Me estás invitando?”

“Ya estás en este barco conmigo, ¿no?”

“Si, me estás intrigando y voy contigo hasta donde me dejes ir.”

Delfino arrancó el motor de la lancha para dirigirse a tierra. El motor hacía tanto ruido que toda conversación quedaba descartada. Mientras ponía toda su atención de dirigir la embarcación a buen puerto, Maritza se acostó en su toalla y se dejo arrullar por el sol, el sonido del motor y el movimiento de la velocidad combinada con el oleaje.

para continuar procede al siguiente capítulo: 14 El Contrato

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